El profesional encargado de acompañar a las familias, niños y niñas es una persona empática, sensible, amorosa y afectuosa que tiene en cuenta el momento de desarrollo en el que se encuentra el niño y respeta sus ritmos. Este, permanece en un segundo plano a la acción del niño. Le deja ser y hacer pero al mismo tiempo marca límites claros que dan seguridad y estructura. Le observa para aprender a relacionarse con él.
A la hora de resolución de conflictos, interfiere en las relaciones entre los niños solamente cuando es absolutamente necesario. Dejando que el trabajo emocional diario se ponga de manifiesto, respetando las emociones de cada momento y la personalidad de cada individuo.


Estamos en formación continua no solo profesional, debemos ofrecer una mente y un interior sano. Esto requiere un constante trabajo de autoindagacion personal y actitud de superación en todos los aspectos que nos forman como personas de esta manera podremos ofrecer lo mejor de nosotros a la hora de acompañar a los niños.